sábado, 8 de agosto de 2009

Mujeres de la edad media

Durante mucho tiempo, la mentalidad o conceptos que se tienen sobre las mujeres han ido variando, así como el tipo de trabajo que ésta debe desempeñar, si debe o no estudiar, las labores dentro del hogar, la forma en cómo cuidar a los hijos, etc.., siempre se ha tenido cierta visión de la mujer bajo el alero y pensamiento de un hombre, lo cual en vista de la gran diferencia de pensamiento y lógica que se tiene entre ambos géneros, muchas veces es erróneo. Así mismo estereotipos existen miles, visiones de la mujer existen aun en mayor cantidad a través de la historia, y la edad medieval no es la excepción.

El concepto de lo que era la mujer en la época medieval varía según el estamento que lo mira, según el clérigo las mujeres eran “el mayor de los obstáculos en el camino de la salvación”[1], según los señores feudales o terratenientes, eran valorables en la medida que éstas tenían cercanía con posesiones de tierras, para el simple y común hombre, una compañera de labores en el día a día, los hombres de letras le daban en ciertos momentos prioridad y fuerza a las mujeres de sus escritos, pero ¿en qué medida era así en la realidad?, también están aquellos filósofos cristianos que apagaban el valor de la mujer los pocos casos en que hablaban de ella teniendo la misma opinión del clérigo, ejemplos hay miles, pero el punto es que la figura de la mujer en la sociedad medieval nunca fue estable, siempre cambió y se transformó en las figuras de madre a pecadora incorruptible, de compañera de trabajo a un vil objeto si poseía tierras, etc.., quizás nunca pensaron que una mujer podía ser todo o tal vez nada de lo que creían y lo mas importante, nunca se les preguntó a ellas qué querían ser ( o tal vez si, y no tenemos fuentes sobre ello).

En este ensayo hablaré de los “tipos” de mujer que se creía existía en la edad medieval, tratando de no caer en ataques feministas ni nada por el estilo y tratando aun más en no juzgar a quienes hablaban de manera quizás no adecuada o verdadera a la realidad de una mujer, sino que mostraré que en si, la imagen de una mujer nunca fue igual en la edad medieval, que cambiaba según el que hablaba sobre ella y que esa es una especie de herencia que aun se conserva en nuestros tiempos.

Mujer: causa de los mayores pecados

Es sabido por todos que la mujer tiene en la edad media una sombra que la sigue desde las sagradas escrituras y que no ayuda en nada a mejorar la imagen que se tiene de ésta en la sociedad. Eva, la causante de la expulsión del paraíso, genera esta suerte de prejuicio hacia las mujeres, pues fue ella quién cayó en la trampa de la serpiente y convenció a Adán en seguirla, hizo que el hombre cayera ante el pecado, haciendo una grave falta al mandato de Dios. Este es uno de los principales argumentos de los clérigos para afirmar que la mujer es el camino a la perdición que tanto se temía en la edad medieval, para ellos era “la imagen de la mujer como instrumento del demonio, una cosa a la vez inferior y perversa”[2] , acá se añade otro pensamiento habitual en casi todos los grupos sociales de la edad medieval, el cual consistía en que la mujer no sólo era una cosa, sino que estaba por debajo del hombre, una inferioridad también influida por el pecado cometido por Eva, porque ella cedió en su voluntad.

Así mismo, existían muchos tratados en los cuales se hablaba sobre la forma del cuerpo de la mujer en su interior, refiriéndose a que su belleza exterior no era nada a la fealdad de su interior, Cluny dice: “"la belleza del cuerpo sólo reside en la piel. En efecto, si los hombres vieran lo que hay debajo de la piel, la visión de las mujeres les daría náuseas... Puesto que ni con la punta de los dedos toleraríamos tocar un escupitajo o un excremento, ¿cómo podemos desear abrazar este saco de heces?"[3], tratando claramente de lograr el efecto de alejar al hombre de la belleza tan temida de la mujer.

Debo decir al respecto que si bien la mujer representaba un problema para los cristianos de la época (filósofos, clérigos, etc…), la solución clave a eso, era que las mujeres fuesen vírgenes, y entregaran su vida a Dios en algún convento o trabajando en la obra. La vida monástica le dio refugio, educación y prestigio si se puede decir a la mujer religiosa, pero si bien la figura de la mujer religiosa ayuda en cierta medida a generar respeto y valoración hacia la mujer por parte de los clérigos, ese refugio y respeto fue sólo para las mujeres que llevaban una vida monástica y también recluida, porque las que no hacían eso seguían siendo obstáculo de la salvación, unas “janua diaboli[4].

Una de las mujeres más famosas de la edad media, dentro del ambiente religioso y filosófico, fue Hildegard Von Bingen, aquella mujer entregada a Dios por ser la décima hija de la familia, la cual era analfabeta y que humildemente desde pequeña recibió revelaciones de Dios y que luego de muchos años entendió que las debía dar a conocer a la humanidad. También hizo maravillosas composiciones armoniosas que trataban temáticas de la virgen María, la Trinidad, la maternidad que procede del espíritu, Eva y el pecado redimido, del orden perfecto del mundo, las virtudes, etc..., muchas obras musicales que fueron reproducidas en las iglesias medievales, llenando de cultura y calidez cada espacio del medioevo fueron creadas por ella, así también redactó tratados sobre medicina, enfermedades y sus curas, teología, antropología, etc…

Fue tanto el valor y sentido que Hildegard aportó a la sociedad religiosa, que nuestra querida heroína (y lo digo con admiración) se enviaba cartas con el papa, cardenales, hombres que necesitaban su guía y sabiduría de origen divino cuando se enfrentaban a desiciones importantes. Tengo que recalcar el misticismo frente al saber de Hildegard, quien sin saber escribir, inventó una lengua desconocida, hizo composiciones maravillosas e iluminó con cada nota de éstas la vida social medieval, sin duda fue una mujer espectacular que destacó con creces de las mujeres habituales en la mente y figura femenina a la que estaban acostumbrados los hombres de su época destruyendo quizás los estereotipos que se tenían en el momento.

. María: redentora de las mujeres

Con el pasar del tiempo en la época medieval, la visión de la mujer pecadora, de esa Eva que todas las mujeres llevaban dentro, cambió rotundamente al entrar en escena la madre del salvador. La virgen María, mujer llena de gracia y amor, hizo cambiar la visión de mala mujer que existía con Eva, se instauró la figura de madre ante la visión de los clérigos gracias al culto a la virgen, del marianismo, llegando incluso al momento en que “la iglesia estableció fiestas para conmemorar los diversos pasajes de su vida”[5]. Su imagen como protectora del hogar, de las mujeres y los niños, de la maternidad en general, invadió la mente de los hombres de Dios, haciendo que sus “hostilidades” hacia la mujer fuesen bajando, porque claramente no las borró, pero si logró que se aminorara la actitud de ver maldad en las mujeres, dejando que la imagen de madre las hiciera ser alguien bueno.

Quizás esta reacción frente a la imagen de la virgen reflejada en las mujeres, según Eileen Power, fue para contrarrestar la visión sombría de años anteriores, una acción en contra de lo existente, con cierto toque romántico[6] , pero a mi parecer es una reacción a la mezcla de pensamientos que surgían con facilidad en la edad medieval, que como toda edad, era una suerte de caldero lleno de ideas donde cada uno tenia pensamientos diferentes, y que esta idea de la virgen maternal reflejada en las mujeres fue causada por una de esas influencias de pensamientos, sobretodo de la producción literaria.

Mujer para la literatura

La literatura es la gran aliada de la historia, siempre entrega aunque sea un poco o una parte de la visión de una época o de ciertos grupos de escritores/as que si bien en ocasiones escriben parte de la realidad, también van mas allá relatando sus sueños o esperanzas sobre la realidad. En la época medieval se encuentra gran bagaje de literatura, desde las míticas Eddas hasta libros de antología como la Divina Comedia, el Decamerón o el Cancionero de Petrarca. Sin embargo, entremedio de estas obras nos encontramos con las poesías trovadorescas, las cuales eran escritas por poetas de variadas procedencias, abordando temáticas como el amor, las mujeres, etc.., fueron muy conocidas estas poesías dentro de la sociedad medieval por la forma en que se entregaban y por su contenido tan picaresco. Estos textos eran y son una fuente que mirándola con cuidado nos dice que no todos veían a la mujer como alguien que no merecía respeto ni que le faltaba poder, al contrario, era ella quien lo tenía.

Todo partió con la renovación de la imagen de la virgen, ella es la dama espiritual de los religiosos y que con el paso del tiempo derivó en el culto a la dama terrenal de los hombres que no pertenecían al círculo de los hombres de fe. El culto a la dama era ”la contrapartida romántica del culto de la Virgen”[7] , se podría decir que era la versión mundana y simple del culto espiritual. Sin embargo, el modelo de dama terrenal difería bastante de la Virgen, ya que este tipo de mujer, la midons, era nada de maternal y tampoco nada de espiritual. Se siguió con el amor cortés plasmado en la poesía trovadoresca que nació en Francia[8], expandiéndose desde ahí hasta toda Europa. En esta poesía la mujer era quien decidía si quería o no entregar su amor, cómo lo iba entregar, cuándo, etc.., la desición estaba en ella. El amor cortés da un sentido de superioridad a la mujer, la relación de ésta con el amante era feudalizada, él le servía con humildad, ella era su dueña, según Octavio Paz, los poetas provenzales tomaron ese rasgo de inversión en los sexos de la culturan árabe que en ese entonces fue mucho mas abierta de mentalidad que la occidental[9].

Hay que admitir que el rol que tiene la mujer en el amor cortés se quiera o no, es básicamente algo sexual, pero es una forma de dar algo más de poder a la mujer, ya que con estos escritos se empezó el camino a la elevación de la imagen femenina en la literatura y en las realidades de mujeres que estuvieron dispuestas a ser objeto de inspiración a las poesías y a escribirlas también, tal cual como lo hizo la Comtessa de Dia (quien escribió sobre sus amores), porque al igual que la figura de la virgen, la midons era una figura para pocas mujeres, no para la mayoría de la población femenina.

Tiempo después de la poesía trovadoresca, están Dante y Petrarca, valiosos hombres florentinos, famosos por sus bellísimos escritos quienes también recibieron influencia del amor cortés. Dante tiene mucho respeto hacia las mujeres, en la Divina Comedia, Beatriz uno de los personajes mas amados por Dante, reúne características especiales tales como el amor, sabiduría y templanza, para nuestro florentino, Beatriz es casi un milagro, destacando que ella habita en el cielo, lugar que para muchos hombres era casi imposible de ver mujeres, dada la concepción de obstáculoa la salvación que se le daba a la mujer.


Octavio Paz en su libro La llama doble, afirma que Dante al poner la imagen de la salvación

en Beatriz genera que una dama que debiera ser terrenal, esté cumpliendo una función

análoga a la de la Virgen María[10], ayudando y salvando a un mortal, y a eso debemos

sumarle que el amor que Dante siente por Beatriz, es un amor fuera del matrimonio, ya

que ambos estuvieron casados, y aun así, Dante entregaba su amor espiritual a la dama y

este rasgo es el que demuestra la influencia del amor cortés en Dante, que ama a una mujer

prohibida. En la Divina Comedia, Dante deja en evidencia todo el respeto que aquel famoso

hombre tenía hacia las mujeres, y hacia Beatriz particularmente, demostrando que no toda

la sociedad medieval tenía rasgos de misoginia ni menoscababa a la mujer, elemento tan

notoriamente visto dentro de la mentalidad social de la edad media. Petrarca sigue una senda similar a la de Dante, declarando su amor a Laura, que como dice Octavio Paz, no era una santa como Beatriz, sino que era una dama ideal, no celestial[11]. Este poeta estaba sometido a su amor por Laura, pero no de la misma manera en que lo estaba Dante, pero aún así era un rasgo permanente en la mentalidad de Petrarca, una influencia notoria de Dante y de la poesía de los trovadores.

Creo que los literarios con sus visiones más cálidas sobre la mujer, tanto trovadores como los florentinos influenciados por el amor cortés, ayudaron a contrarrestar la realidad que muchas féminas vivieron, quizás los pensamientos y anhelos de estos hombres hicieron que la vida de las mujeres que leyeron sus escritos fuese mas amena, mas colorida y acogedora, y es ahí donde radica el valor de su pensamiento, el cual fue entregar una vía de escape a la realidad de algunos sectores (por no generalizar) de la sociedad y de esta forma crear aunque sea un poco de conciencia y aires de renovación mentales. Frente a lo anteriormente dicho, asumo que la literatura debe ser mirada con cautela, pero se ve claramente que el pensamiento sobre la mujer no era único e indiscutible, sino que fue variando el concepto de lo que significaba ser, pensar, y cómo era en verdad una mujer.

Mujer en la vida de los simples

Usualmente al realizar un ensayo de este tipo, o como ha sucedido largamente en la historia, muchas veces se cae en el error de no tomar en cuenta a las voces que por mucho tiempo han estado calladas, ya sea por el status social o cultural, pero los hombres mal llamados “simples” tienen mucho que decir, ya que eran ellos quienes estaban gran parte del día trabajando junto a mujeres, vivían con ellas a diferencia de los clérigos, por ende podían observar la verdadera naturaleza que éstas poseían, la cual muchas veces resultaba ser sorprendente, porque gran cantidad de mujeres trabajaba a la par con el hombre, cuidaba del hogar, de los hijos, del campo, conocía el trabajo de su marido, etc.., por ende al tener ese contacto tan grande con ellas, seguramente podían dar testimonio mas acorde a lo real de la figura y forma de ser de una mujer.

Empezaré hablando del trabajo en común que realizaban los hombres con sus esposas, era tal la confianza que les tenían, que las consideraban como compañeras leales, para un hombre medieval burgués o un feudo, su mujer “tenía que conocer la labor de su marido, de manera que pudiese reemplazarlo durante su ausencia”[12], así también ocurre con las clases mas bajas, donde se ve que el valor de la mujer se eleva, ya que se necesita mas ayuda y autonomía, lo que como vemos recae en la mujer por ser la que sabía qué hacer en el hogar y cómo manejar todo tipo de situaciones y sobretodo, porque la mujer no estaba obligada a estar todo el día en el hogar, si quería, podía trabajar[13], y eso era demasiado importante, porque proveía al hogar de un ingreso extra al del esposo.

A raíz de esto, vemos que para el hombre medieval, la mujer era su brazo derecho, para nada veían en ella algo pecaminoso o de malos actos. Por algo les confiaban su trabajo, hogar y también vida, por ende la sentían como un ente de confianza, maternal, y trabajador, una visión también diferente de las antes vistas en el trabajo. Creo que este tipo de mujer se asemeja mas al que vemos en la actualidad, multifacética que trabaja en la casa como fuera de ésta, sobretodo porque las mujeres trabajadoras de la época medieval en muchos casos recibieron un salario y resguardo en los lugares en que trabajó.

Ausencia de la mujer en el arte

En el arte como primera impresión también vemos que la mujer tiene poca influencia, ya que el arte quería enviar mensajes de salvación o narrar historias de la Biblia, en las cuales la mujer que siempre podía estar presente era la Virgen María por ser la madre del salvador. En este caso María narra el nacimiento de Jesús, o el momento en que el ángel le anunció que sería la madre de éste, pero no está narrada la vida de la virgen en si misma, sino que fue narrada porque era la madre de Jesús.

Sin embargo lo anteriormente dicho no debe ser tomado como algo malo, ya que la función del arte medieval era enviar un mensaje, cristianizar por medio del arte, narrando los castigos que se tenían en el infierno, y la vida hermosa en el cielo, por ende su función no fue hablar de mujeres, hombres, niños, que no fuesen parte de las narraciones cristianas. También debemos recordar que muchas veces el arte era guiado por hombres del clérigo que no estaban interesados en narrar algo que no fuese sobre Dios.

Hablé de la función del arte medieval, porque sin saber eso, cualquiera podría llegar y prejuzgarlo por la ausencia de las mujeres en su totalidad, y eso es un error gravísimo ya que no estamos para juzgar, sino para conocer y también investigar lo mas puro posible sin cerrar los ojos para encontrar sólo lo que queremos. La presencia de la mujer en el arte mas bien se ve en sectores o clases bajas realizando actividades cotidianas como fregar la ropa, mientras que en otro sector de la obra se representa el hecho importante.

Conclusión

Revisando la bibliografía histórica junto con la literaria y artística, podemos ver claramente que las opiniones o tipos de mujeres que se veían en la época medieval no eran unánimes, no existía una idea o figura pareja sobre la mujer, cada cual pensaba o tenia en mente algún tipo de prejuicio o idea de las mujeres tan variadas por ejemplo el caso de los clérigos decir que eran camino a la perdición, los simples y burgueses que la veían como alguien necesario en el orden del trabajo y la vida o los literarios que le daban realce a sus cualidades espirituales o terrenales.

Hoy en día veo ese mismo estado de división en la imagen o figura que todos quieren que sea la mujer, quizás no dicen que somos obstáculos a la salvación, pero si dividen el trabajo que “deberíamos” hacer, por ejemplo si ya pasamos los 27 años casadas, tenemos que pensar obligatoriamente en tener hijos y quedarnos en el hogar, o al revés llegamos a los 30 trabajando y te critican por no tener una familia, te reniegan que trabajas demasiado, en el fondo hacen elegir entre trabajo o familia, y como vimos en el transcurso del ensayo, en cierto momento de la época medieval, los hombres apartados del clérigo y la literatura tenían mas que claro que la mujer podía hacer ambas cosas.

Otra idea mas que rescato es que en ningún momento se le pidió opinión a la mujer sobre sus sentimientos, emociones, actos, sobre lo que quería ser y lo que no, y es ese el problema, que todos opinaban, menos ella, la que bajo ese contexto era quien importaba y que si quería podía ser mujer María y Eva a la vez, trabajadora, espiritual o terrenal, siendo este ejemplo el que vivimos cada día, donde muchas mujeres no alzan su voz y tampoco hacen algo por cambiar.

Bibliografía

Alighieri, Dante. Divina Comedia, Editorial Ercilla

Alighieri, Dante. Obras completas, Madrid, Editorial Católica, 1956

Alvar, Carlos (ant.) Poesía de trovadores, trouvères y Minnesingers: de principios del siglo XII a fines del siglo XIII. Madrid, Alianza, 1987

Hildegarda de Bingen. Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales, Madrid, Trotta, 2003

Odón de Cluny, s. X

Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral

Pernoud, Régine. La mujer en el tiempo de las catedrales. Barcelona, Ediciones Juan Gránica, 1980

Petrarca, Francesco. Cancionero. Madrid, Cátedra, 1997

Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro



[1] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 21.

[2] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 20.

[3] Odón de Cluny, s. X

[4] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 21.

[5] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 24.

[6] Cf. Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 23.

[7] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 26.

[8] Ibid

[9] Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral, pág. 82.

[10] Cf. Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral, pág. 99.

[11] Cf. Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral, pág. 100.

[12] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 65.

[13] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 68.


PD: Perdón por el desorden de un párrafo, no se qué ocurrió y quemaré el notebook si sigo intentando arreglar ese desperfecto.

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