domingo, 23 de agosto de 2009

Sentimientos y emociones de la edad media

Como todo ser humano inserto en la sociedad o fuera de ella, los hombres del período medieval poseían una gran variedad de sentimientos y emociones en la vida diaria, pena, ira, cólera, avaricia, melancolía, instantes finitos de devoción a Dios, lealtad, venganza, pasión, envidia y miedo, sentimientos que hoy en día todos tenemos. De estas emociones no escapaban ni los más altos académicos, príncipes, ni religiosos ni el hombre que estaba mas abajo en la pirámide social de la edad media. Cada uno vivía acorde al lugar en el cual estaba y usualmente según ese lugar social eran los sentimientos que tenían, los siervos temían por sus vidas ante la inestabilidad en que vivían, los señores temían que les quitaran sus tierras y riquezas, o bien que se les traicionara. Así mismo ocurría con cada acción o hecho que rodeara a los hombres medievales, el nacimiento de un bebé, la muerte de alguien importante, matrimonios, guerras, cruzadas, predicaciones de monjes, etc.., cada uno de éstos elementos contribuían a llenar la amalgama de emociones y sentimientos que tiene el hombre, y particularmente, el hombre medieval.

En este ensayo veremos los sentimientos más comunes en la sociedad medieval, emociones tanto de carácter positivo como negativo, las cuales llenaron de vida la edad media, y que también nos demuestran que somos iguales a ellos.

Pasión: expresión de amor al límite

La pasión es uno de los sentimientos que más se encuentra presente en la historia del hombre, ejemplos son muchos, pero en la edad medieval, la pasión tiene la figura de Dios como estandarte en mayor plano, ¿cuántos hombres salieron a las calles a predicar la palabra de Dios, cuántos mas realizaron peregrinaciones a lugares santos?, ¿cuántos hombres fueron convocados bajo discursos llenos de pasión y en algunos casos de conveniencia, para ir a las Cruzadas, en nombre de Dios? ¿Acaso no era una labor llena de pasión el desarrollar una serie de postulados, avalando la existencia de Dios?, por otro lado también vemos actos de pasión sin la presencia de Dios de por medio, tal como hizo el destacado filósofo Pedro Abelardo, quien por amor y pasión se enamoró de su pupila Eloisa y tuvieron una gran historia de amor y fama que perdura aun en estos tiempos por sus amores prohibidos.

Partamos por los hombres predicantes de la palabra de Dios. Es sabido que en la época medieval muchos hombres de diferentes órdenes, tales como la orden de los dominicos y de los hermanos franciscanos, salían a predicar la palabra de Dios y acercar la Iglesia a los hombres simples que no sabían leer y que en la mayor parte del día trabajaban. Como anteriormente dije, los dominicos y franciscanos eran los más vistos en las calles predicando, en el libro Otoño de la edad media, Huizinga dice que cuando al franciscano Antoine Fradin le era prohibido predicar en París, porque su sermón era contra el mal gobierno que había en ese entonces, Huizinga dice que la gente lo defendía armada, incluso las mujeres del lugar salían a protegerlo para que diera sus sermones [1], su pasión y amor por el creador iba mas allá que los dictámenes gubernamentales en contra suya. Huizinga también habla de un hermano Ricardo quien “predicó, en 1429, en París diez días sucesivos”[2], acto de mayor pasión religiosa que este, no existe.

Luego tenemos aquellos hombres y mujeres que peregrinaban a iglesias en busca de tocar reliquias santas o pagar algún tipo de manda. No olvidemos que viajar en la época medieval no es lo mismo que viajar en nuestra época, ya que en esos años no se viajaba con dinero, ni comida, ni ningún tipo de comodidades, es mas el camino hacia los centros de peregrinación estaba lleno de obstáculos y peligros de muerte. Por ende quienes viajaban en peregrinación, lo hacían por gratitud, pasión, agradecimiento y amor a Dios, sino, ¿para qué arriesgar la vida, sin tener un motivo más importante que esos?.

Otro momento de pasión son las cruzadas, en las cuales hombres, ancianos y niños abandonaron sus hogares y en un gesto de unidad cristiana fueron a combatir contra los infieles y recuperar la tierra santa. Aquellos hombres simples que fueron a las cruzadas, acudieron por mera pasión y valentía a rescatar tierra santa, ya que nada ni nadie se los impedía, y no tenían tampoco nada que perder defendiendo su credo ante los infieles.

Los hombres con mayor status, quizás la mayoría, fue por las riquezas y el poder que podrían obtener si lograban triunfar, fueron muchos por conveniencia en el caso del emperador, así lograba tener el poder terrenal junto con el espiritual[3]

Por otra parte están los hombres que dedicaron sus estudios, vida y tiempo consagrándolos a la prueba de la existencia de Dios, muchas veces el método usado para llegar a esa verdad y que también era usado para avalar sus hipótesis fue condenado y perseguido por la Iglesia, quien aparentemente temía a lo nuevo, y aun así éstos hombres se enfrentaron a la propia Iglesia , Santo Tomás, San Agustín, Pedro Abelardo, Orígenes de Alejandría y tantos mas siguieron con su misión con amor, fe y pasión, logrando así dar ideas concretas defendiendo a Dios.

Ahora seguiremos con la pasión sentida por un hombre y por una mujer, Abelardo y Eloisa, quienes fueron tutor y pupila, con el tiempo desarrollaron una hermosa relación amorosa no permitida por el cargo académico de Abelardo y tampoco permitida por el tío de Eloisa, quien era contrincante de Abelardo en cátedras. En el momento en que el tío de Eloisa supo que ella se encontraba embarazada, separó a la pareja, quienes terminaron cada uno tomando votos religiosos[4]. No existe nada más pasional que una historia de amor frustrada e incomprendida.

Miedo: motor de la sociedad

Otro sentimiento que es visto con frecuencia dentro de la historia, es el miedo, el cual se ve notoriamente en la edad medieval, quizás era miedo a vivir, sufrir calamidades, vivir deslealtades, a perder la vida, perder también las riquezas y el poder, caer en desgracias y no tener nunca a la fortuna del lado correcto. El miedo es el sentimiento que mas mueve a la sociedad medieval, partiendo de la base en que el sistema feudal fue instaurado por la falta de protección ofrecida por el gobernante de cada región occidental frente a las invasiones bárbaras a sectores occidentales. Existía y convivían todo tipo de miedos en la edad medieval.

Estaba el miedo a morir envenenado por tomar agua normal de los ríos, morir asaltado, de hambre, frío, sed, etc.., en si la edad medieval estuvo llena de peligros que fomentaban el miedo en los hombres.

Un ejemplo de ello es el miedo que tenía la Iglesia Católica en dejar de ser el pilar fundamental en occidente, dejar de ser la entidad que entrega cultura y unidad a la sociedad, dejar de ser el punto de comunión entre los hombres de occidente. La iglesia se sintió amenazada ante sociedades orientales que llevaban conocimientos nuevos, religión diferente, y forma de vida urbana al occidente, ante lo cual reaccionó convocando las cruzadas, las que con el tiempo llegaron a ser un medio de control y fiscalización social[5].

Melancolía: nostalgias de la vida

La melancolía o nostalgia de tiempos mejores y más bellos dice Huizinga era algo que siempre pensaban los medievales[6], edades quizás mas tranquilas y bellas que las que vivió el hombre medieval. Este sentimiento tan maravilloso si se aprende a querer se ve sumamente plasmado en la literatura de la época medieval, desde los poemas de los Goliardos, hasta la poesía de Chastellain para Huizinga. Quizás la poesía goliardesca se pueda tomar como un referente poco serio, pero en si esta poesía está llena de sentimientos de infortunio y melancolía, pesadez por la vida poco agraciada que muchos hombres tenían, se ve claramente la desesperanza y resignación de lograr tener algo mejor, de igualdad fuera de una taberna, lugar donde todos eran iguales según lo que se aprecia en los poemas de los goliardos, de conseguir el favor de la tan anhelada fortuna que muchos hombres querían tener para solucionar sus problemas y angustias, “Oh Fortuna, más variable que la luna, siempre creces o menguas; una vida miserable nos embota y nos agudiza los sentidos…”[7].

Melancolía y nostalgia, iban de la mano en cada una de las expresiones culturales que existía entre el hombre medieval, incluida en la vida cotidiana de todos, sean hombres de poder o simples personajes de la vida medieval. Unos añoraban con tener más, otros añoraban con lograr ser mejor en la vida, muchos soñaban con cambiar la sociedad, dando críticas con aires de nostalgia de un pasado remoto o en búsqueda de un futuro mejor.

Ira, cólera, avaricia y deslealtad: cuarteto de emociones en la Edad Media

Estos sentimientos a mi juicio no pueden estar separados, ya que quien por avaricia pasa por arriba de su familia o cercanos, comete deslealtad, haciendo que éstos remonten en cólera y también en ira. Traiciones familiares en la época medieval hay muchas, Huizinga da ejemplos sobre lealtades quebradas en la realeza, Dante en la Divina Comedia también recalca que ésta era muy importante tanto en la tierra como en el infierno, mostrando las graves penas y castigos que sufrían los hombres que en vida traicionaron a sus cercanos. Así también, Dante habla de la ira, sentimiento severamente castigado en el infierno, dice que quien reacciona con ira está anulando su capacidad lógica de pensamiento, por ende no merece lugar privilegiado ni en esta vida, ni mas allá, lo mismo ocurre con la avaricia, que posee lugar predeterminado como castigo a los hombres llenos de ella.

La literatura en estos casos nos enseña partes de la vida que no siempre se ven en textos como crónicas o fuentes hechas con fines históricos (que se encuentran en poca cantidad de fuentes), la literatura refleja el estado en que se desenvuelve una sociedad, ya sea sus cualidades como sus defectos, en estos casos Dante muestra de gran manera los valores que se requerían para sobrevivir en la época medieval, y los defectos que no se debían tener, pero que sin embargo existían en gran manera. También los poemas de los Goliardos que mencioné anteriormente, reflejan los sentimientos de desesperanza que se tenía y sentía en la sociedad medieval, fueron una salida, un punto de escape para hombres que veían que no tenían mejora.

Quizás me salí bastante de la bibliografía que debía usar, pero creo pertinente usar la literatura para reflejar lo que quiero decir, y ese mensaje es que la sociedad medieval poseía millares de matices, de sentimientos y emociones, que nosotros en la actualidad conservamos guardados en nuestra forma de ser. Miedo, pasión, melancolía, ira, cólera, deslealtad, y avaricia son los tópicos cotidianos en los que nos desenvolvemos, al igual que en la época medieval. Quiero decir también que pese a estar separados por muchos años, tenemos hoy en día las mismas preocupaciones que los hombres medievales que pasaron por esta tierra hace mucho tiempo atrás, y no es que sea malo, sino que quiero expresar que tenemos bastante en común con la sociedad medieval que tantos hombres han criticado en nuestra época, tachándolos de vivir en una era oscura y falta de cultura, casi atrasados a lo que fue el mundo antiguo, bueno yo desde este ensayo les digo, sentimos en esta época, tal cual como los hombres medievales sintieron en la de ellos.



[1] Huizinga, J. El otoño de la edad media: Estudios sobre la forma de la vida y del espíritu durante los siglos XIV XV en Francia y en los países bajos. Madrid, Alianza Editorial, pág. 15.

[2] IBIDEM

[3] Alphandery, P. La cristiandad y el concepto de cruzada; las primeras cruzadas. México: Union Tipográfica Editorial Hispano Americana, pág. 3

[4] Fernández, Héctor. Introducción a la filosofía medieval; la filosofía escolástica. Santiago, Chile.

[5] Alphandery, P. La cristiandad y el concepto de cruzada; las primeras cruzadas. México: Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, pág. 5.

[6] Huizinga, J. El otoño de la edad media: Estudios sobre la forma de la vida y del espíritu durante los siglos XIV XV en Francia y en los países bajos. Madrid, Alianza Editorial, pág. 40

[7] Arias y Arias, Ricardo. La poesía de los goliardos. Madrid: Gredos, 1970.pág. 221



Bibliografía

Alighieri, Dante. La divina comedia. Editorial Ercilla

Alphandery, P. La cristiandad y el concepto de cruzada; las primeras cruzadas. México: Unión tipográfica Editorial Hispano Americana.

Arias y Arias, Ricardo. La poesía de los goliardos. Madrid: Gredos, 1970

Fernández, Héctor. Introducción a la filosofía medieval; La filosofía escolástica. Santiago, Chile.

Huizinga, J. El otoño de la edad media: Estudios sobre la forma de la vida y del espíritu durante los siglos XIV XV en Francia y en los países bajos. Madrid, Alianza Editorial.

sábado, 8 de agosto de 2009

Mujeres de la edad media

Durante mucho tiempo, la mentalidad o conceptos que se tienen sobre las mujeres han ido variando, así como el tipo de trabajo que ésta debe desempeñar, si debe o no estudiar, las labores dentro del hogar, la forma en cómo cuidar a los hijos, etc.., siempre se ha tenido cierta visión de la mujer bajo el alero y pensamiento de un hombre, lo cual en vista de la gran diferencia de pensamiento y lógica que se tiene entre ambos géneros, muchas veces es erróneo. Así mismo estereotipos existen miles, visiones de la mujer existen aun en mayor cantidad a través de la historia, y la edad medieval no es la excepción.

El concepto de lo que era la mujer en la época medieval varía según el estamento que lo mira, según el clérigo las mujeres eran “el mayor de los obstáculos en el camino de la salvación”[1], según los señores feudales o terratenientes, eran valorables en la medida que éstas tenían cercanía con posesiones de tierras, para el simple y común hombre, una compañera de labores en el día a día, los hombres de letras le daban en ciertos momentos prioridad y fuerza a las mujeres de sus escritos, pero ¿en qué medida era así en la realidad?, también están aquellos filósofos cristianos que apagaban el valor de la mujer los pocos casos en que hablaban de ella teniendo la misma opinión del clérigo, ejemplos hay miles, pero el punto es que la figura de la mujer en la sociedad medieval nunca fue estable, siempre cambió y se transformó en las figuras de madre a pecadora incorruptible, de compañera de trabajo a un vil objeto si poseía tierras, etc.., quizás nunca pensaron que una mujer podía ser todo o tal vez nada de lo que creían y lo mas importante, nunca se les preguntó a ellas qué querían ser ( o tal vez si, y no tenemos fuentes sobre ello).

En este ensayo hablaré de los “tipos” de mujer que se creía existía en la edad medieval, tratando de no caer en ataques feministas ni nada por el estilo y tratando aun más en no juzgar a quienes hablaban de manera quizás no adecuada o verdadera a la realidad de una mujer, sino que mostraré que en si, la imagen de una mujer nunca fue igual en la edad medieval, que cambiaba según el que hablaba sobre ella y que esa es una especie de herencia que aun se conserva en nuestros tiempos.

Mujer: causa de los mayores pecados

Es sabido por todos que la mujer tiene en la edad media una sombra que la sigue desde las sagradas escrituras y que no ayuda en nada a mejorar la imagen que se tiene de ésta en la sociedad. Eva, la causante de la expulsión del paraíso, genera esta suerte de prejuicio hacia las mujeres, pues fue ella quién cayó en la trampa de la serpiente y convenció a Adán en seguirla, hizo que el hombre cayera ante el pecado, haciendo una grave falta al mandato de Dios. Este es uno de los principales argumentos de los clérigos para afirmar que la mujer es el camino a la perdición que tanto se temía en la edad medieval, para ellos era “la imagen de la mujer como instrumento del demonio, una cosa a la vez inferior y perversa”[2] , acá se añade otro pensamiento habitual en casi todos los grupos sociales de la edad medieval, el cual consistía en que la mujer no sólo era una cosa, sino que estaba por debajo del hombre, una inferioridad también influida por el pecado cometido por Eva, porque ella cedió en su voluntad.

Así mismo, existían muchos tratados en los cuales se hablaba sobre la forma del cuerpo de la mujer en su interior, refiriéndose a que su belleza exterior no era nada a la fealdad de su interior, Cluny dice: “"la belleza del cuerpo sólo reside en la piel. En efecto, si los hombres vieran lo que hay debajo de la piel, la visión de las mujeres les daría náuseas... Puesto que ni con la punta de los dedos toleraríamos tocar un escupitajo o un excremento, ¿cómo podemos desear abrazar este saco de heces?"[3], tratando claramente de lograr el efecto de alejar al hombre de la belleza tan temida de la mujer.

Debo decir al respecto que si bien la mujer representaba un problema para los cristianos de la época (filósofos, clérigos, etc…), la solución clave a eso, era que las mujeres fuesen vírgenes, y entregaran su vida a Dios en algún convento o trabajando en la obra. La vida monástica le dio refugio, educación y prestigio si se puede decir a la mujer religiosa, pero si bien la figura de la mujer religiosa ayuda en cierta medida a generar respeto y valoración hacia la mujer por parte de los clérigos, ese refugio y respeto fue sólo para las mujeres que llevaban una vida monástica y también recluida, porque las que no hacían eso seguían siendo obstáculo de la salvación, unas “janua diaboli[4].

Una de las mujeres más famosas de la edad media, dentro del ambiente religioso y filosófico, fue Hildegard Von Bingen, aquella mujer entregada a Dios por ser la décima hija de la familia, la cual era analfabeta y que humildemente desde pequeña recibió revelaciones de Dios y que luego de muchos años entendió que las debía dar a conocer a la humanidad. También hizo maravillosas composiciones armoniosas que trataban temáticas de la virgen María, la Trinidad, la maternidad que procede del espíritu, Eva y el pecado redimido, del orden perfecto del mundo, las virtudes, etc..., muchas obras musicales que fueron reproducidas en las iglesias medievales, llenando de cultura y calidez cada espacio del medioevo fueron creadas por ella, así también redactó tratados sobre medicina, enfermedades y sus curas, teología, antropología, etc…

Fue tanto el valor y sentido que Hildegard aportó a la sociedad religiosa, que nuestra querida heroína (y lo digo con admiración) se enviaba cartas con el papa, cardenales, hombres que necesitaban su guía y sabiduría de origen divino cuando se enfrentaban a desiciones importantes. Tengo que recalcar el misticismo frente al saber de Hildegard, quien sin saber escribir, inventó una lengua desconocida, hizo composiciones maravillosas e iluminó con cada nota de éstas la vida social medieval, sin duda fue una mujer espectacular que destacó con creces de las mujeres habituales en la mente y figura femenina a la que estaban acostumbrados los hombres de su época destruyendo quizás los estereotipos que se tenían en el momento.

. María: redentora de las mujeres

Con el pasar del tiempo en la época medieval, la visión de la mujer pecadora, de esa Eva que todas las mujeres llevaban dentro, cambió rotundamente al entrar en escena la madre del salvador. La virgen María, mujer llena de gracia y amor, hizo cambiar la visión de mala mujer que existía con Eva, se instauró la figura de madre ante la visión de los clérigos gracias al culto a la virgen, del marianismo, llegando incluso al momento en que “la iglesia estableció fiestas para conmemorar los diversos pasajes de su vida”[5]. Su imagen como protectora del hogar, de las mujeres y los niños, de la maternidad en general, invadió la mente de los hombres de Dios, haciendo que sus “hostilidades” hacia la mujer fuesen bajando, porque claramente no las borró, pero si logró que se aminorara la actitud de ver maldad en las mujeres, dejando que la imagen de madre las hiciera ser alguien bueno.

Quizás esta reacción frente a la imagen de la virgen reflejada en las mujeres, según Eileen Power, fue para contrarrestar la visión sombría de años anteriores, una acción en contra de lo existente, con cierto toque romántico[6] , pero a mi parecer es una reacción a la mezcla de pensamientos que surgían con facilidad en la edad medieval, que como toda edad, era una suerte de caldero lleno de ideas donde cada uno tenia pensamientos diferentes, y que esta idea de la virgen maternal reflejada en las mujeres fue causada por una de esas influencias de pensamientos, sobretodo de la producción literaria.

Mujer para la literatura

La literatura es la gran aliada de la historia, siempre entrega aunque sea un poco o una parte de la visión de una época o de ciertos grupos de escritores/as que si bien en ocasiones escriben parte de la realidad, también van mas allá relatando sus sueños o esperanzas sobre la realidad. En la época medieval se encuentra gran bagaje de literatura, desde las míticas Eddas hasta libros de antología como la Divina Comedia, el Decamerón o el Cancionero de Petrarca. Sin embargo, entremedio de estas obras nos encontramos con las poesías trovadorescas, las cuales eran escritas por poetas de variadas procedencias, abordando temáticas como el amor, las mujeres, etc.., fueron muy conocidas estas poesías dentro de la sociedad medieval por la forma en que se entregaban y por su contenido tan picaresco. Estos textos eran y son una fuente que mirándola con cuidado nos dice que no todos veían a la mujer como alguien que no merecía respeto ni que le faltaba poder, al contrario, era ella quien lo tenía.

Todo partió con la renovación de la imagen de la virgen, ella es la dama espiritual de los religiosos y que con el paso del tiempo derivó en el culto a la dama terrenal de los hombres que no pertenecían al círculo de los hombres de fe. El culto a la dama era ”la contrapartida romántica del culto de la Virgen”[7] , se podría decir que era la versión mundana y simple del culto espiritual. Sin embargo, el modelo de dama terrenal difería bastante de la Virgen, ya que este tipo de mujer, la midons, era nada de maternal y tampoco nada de espiritual. Se siguió con el amor cortés plasmado en la poesía trovadoresca que nació en Francia[8], expandiéndose desde ahí hasta toda Europa. En esta poesía la mujer era quien decidía si quería o no entregar su amor, cómo lo iba entregar, cuándo, etc.., la desición estaba en ella. El amor cortés da un sentido de superioridad a la mujer, la relación de ésta con el amante era feudalizada, él le servía con humildad, ella era su dueña, según Octavio Paz, los poetas provenzales tomaron ese rasgo de inversión en los sexos de la culturan árabe que en ese entonces fue mucho mas abierta de mentalidad que la occidental[9].

Hay que admitir que el rol que tiene la mujer en el amor cortés se quiera o no, es básicamente algo sexual, pero es una forma de dar algo más de poder a la mujer, ya que con estos escritos se empezó el camino a la elevación de la imagen femenina en la literatura y en las realidades de mujeres que estuvieron dispuestas a ser objeto de inspiración a las poesías y a escribirlas también, tal cual como lo hizo la Comtessa de Dia (quien escribió sobre sus amores), porque al igual que la figura de la virgen, la midons era una figura para pocas mujeres, no para la mayoría de la población femenina.

Tiempo después de la poesía trovadoresca, están Dante y Petrarca, valiosos hombres florentinos, famosos por sus bellísimos escritos quienes también recibieron influencia del amor cortés. Dante tiene mucho respeto hacia las mujeres, en la Divina Comedia, Beatriz uno de los personajes mas amados por Dante, reúne características especiales tales como el amor, sabiduría y templanza, para nuestro florentino, Beatriz es casi un milagro, destacando que ella habita en el cielo, lugar que para muchos hombres era casi imposible de ver mujeres, dada la concepción de obstáculoa la salvación que se le daba a la mujer.


Octavio Paz en su libro La llama doble, afirma que Dante al poner la imagen de la salvación

en Beatriz genera que una dama que debiera ser terrenal, esté cumpliendo una función

análoga a la de la Virgen María[10], ayudando y salvando a un mortal, y a eso debemos

sumarle que el amor que Dante siente por Beatriz, es un amor fuera del matrimonio, ya

que ambos estuvieron casados, y aun así, Dante entregaba su amor espiritual a la dama y

este rasgo es el que demuestra la influencia del amor cortés en Dante, que ama a una mujer

prohibida. En la Divina Comedia, Dante deja en evidencia todo el respeto que aquel famoso

hombre tenía hacia las mujeres, y hacia Beatriz particularmente, demostrando que no toda

la sociedad medieval tenía rasgos de misoginia ni menoscababa a la mujer, elemento tan

notoriamente visto dentro de la mentalidad social de la edad media. Petrarca sigue una senda similar a la de Dante, declarando su amor a Laura, que como dice Octavio Paz, no era una santa como Beatriz, sino que era una dama ideal, no celestial[11]. Este poeta estaba sometido a su amor por Laura, pero no de la misma manera en que lo estaba Dante, pero aún así era un rasgo permanente en la mentalidad de Petrarca, una influencia notoria de Dante y de la poesía de los trovadores.

Creo que los literarios con sus visiones más cálidas sobre la mujer, tanto trovadores como los florentinos influenciados por el amor cortés, ayudaron a contrarrestar la realidad que muchas féminas vivieron, quizás los pensamientos y anhelos de estos hombres hicieron que la vida de las mujeres que leyeron sus escritos fuese mas amena, mas colorida y acogedora, y es ahí donde radica el valor de su pensamiento, el cual fue entregar una vía de escape a la realidad de algunos sectores (por no generalizar) de la sociedad y de esta forma crear aunque sea un poco de conciencia y aires de renovación mentales. Frente a lo anteriormente dicho, asumo que la literatura debe ser mirada con cautela, pero se ve claramente que el pensamiento sobre la mujer no era único e indiscutible, sino que fue variando el concepto de lo que significaba ser, pensar, y cómo era en verdad una mujer.

Mujer en la vida de los simples

Usualmente al realizar un ensayo de este tipo, o como ha sucedido largamente en la historia, muchas veces se cae en el error de no tomar en cuenta a las voces que por mucho tiempo han estado calladas, ya sea por el status social o cultural, pero los hombres mal llamados “simples” tienen mucho que decir, ya que eran ellos quienes estaban gran parte del día trabajando junto a mujeres, vivían con ellas a diferencia de los clérigos, por ende podían observar la verdadera naturaleza que éstas poseían, la cual muchas veces resultaba ser sorprendente, porque gran cantidad de mujeres trabajaba a la par con el hombre, cuidaba del hogar, de los hijos, del campo, conocía el trabajo de su marido, etc.., por ende al tener ese contacto tan grande con ellas, seguramente podían dar testimonio mas acorde a lo real de la figura y forma de ser de una mujer.

Empezaré hablando del trabajo en común que realizaban los hombres con sus esposas, era tal la confianza que les tenían, que las consideraban como compañeras leales, para un hombre medieval burgués o un feudo, su mujer “tenía que conocer la labor de su marido, de manera que pudiese reemplazarlo durante su ausencia”[12], así también ocurre con las clases mas bajas, donde se ve que el valor de la mujer se eleva, ya que se necesita mas ayuda y autonomía, lo que como vemos recae en la mujer por ser la que sabía qué hacer en el hogar y cómo manejar todo tipo de situaciones y sobretodo, porque la mujer no estaba obligada a estar todo el día en el hogar, si quería, podía trabajar[13], y eso era demasiado importante, porque proveía al hogar de un ingreso extra al del esposo.

A raíz de esto, vemos que para el hombre medieval, la mujer era su brazo derecho, para nada veían en ella algo pecaminoso o de malos actos. Por algo les confiaban su trabajo, hogar y también vida, por ende la sentían como un ente de confianza, maternal, y trabajador, una visión también diferente de las antes vistas en el trabajo. Creo que este tipo de mujer se asemeja mas al que vemos en la actualidad, multifacética que trabaja en la casa como fuera de ésta, sobretodo porque las mujeres trabajadoras de la época medieval en muchos casos recibieron un salario y resguardo en los lugares en que trabajó.

Ausencia de la mujer en el arte

En el arte como primera impresión también vemos que la mujer tiene poca influencia, ya que el arte quería enviar mensajes de salvación o narrar historias de la Biblia, en las cuales la mujer que siempre podía estar presente era la Virgen María por ser la madre del salvador. En este caso María narra el nacimiento de Jesús, o el momento en que el ángel le anunció que sería la madre de éste, pero no está narrada la vida de la virgen en si misma, sino que fue narrada porque era la madre de Jesús.

Sin embargo lo anteriormente dicho no debe ser tomado como algo malo, ya que la función del arte medieval era enviar un mensaje, cristianizar por medio del arte, narrando los castigos que se tenían en el infierno, y la vida hermosa en el cielo, por ende su función no fue hablar de mujeres, hombres, niños, que no fuesen parte de las narraciones cristianas. También debemos recordar que muchas veces el arte era guiado por hombres del clérigo que no estaban interesados en narrar algo que no fuese sobre Dios.

Hablé de la función del arte medieval, porque sin saber eso, cualquiera podría llegar y prejuzgarlo por la ausencia de las mujeres en su totalidad, y eso es un error gravísimo ya que no estamos para juzgar, sino para conocer y también investigar lo mas puro posible sin cerrar los ojos para encontrar sólo lo que queremos. La presencia de la mujer en el arte mas bien se ve en sectores o clases bajas realizando actividades cotidianas como fregar la ropa, mientras que en otro sector de la obra se representa el hecho importante.

Conclusión

Revisando la bibliografía histórica junto con la literaria y artística, podemos ver claramente que las opiniones o tipos de mujeres que se veían en la época medieval no eran unánimes, no existía una idea o figura pareja sobre la mujer, cada cual pensaba o tenia en mente algún tipo de prejuicio o idea de las mujeres tan variadas por ejemplo el caso de los clérigos decir que eran camino a la perdición, los simples y burgueses que la veían como alguien necesario en el orden del trabajo y la vida o los literarios que le daban realce a sus cualidades espirituales o terrenales.

Hoy en día veo ese mismo estado de división en la imagen o figura que todos quieren que sea la mujer, quizás no dicen que somos obstáculos a la salvación, pero si dividen el trabajo que “deberíamos” hacer, por ejemplo si ya pasamos los 27 años casadas, tenemos que pensar obligatoriamente en tener hijos y quedarnos en el hogar, o al revés llegamos a los 30 trabajando y te critican por no tener una familia, te reniegan que trabajas demasiado, en el fondo hacen elegir entre trabajo o familia, y como vimos en el transcurso del ensayo, en cierto momento de la época medieval, los hombres apartados del clérigo y la literatura tenían mas que claro que la mujer podía hacer ambas cosas.

Otra idea mas que rescato es que en ningún momento se le pidió opinión a la mujer sobre sus sentimientos, emociones, actos, sobre lo que quería ser y lo que no, y es ese el problema, que todos opinaban, menos ella, la que bajo ese contexto era quien importaba y que si quería podía ser mujer María y Eva a la vez, trabajadora, espiritual o terrenal, siendo este ejemplo el que vivimos cada día, donde muchas mujeres no alzan su voz y tampoco hacen algo por cambiar.

Bibliografía

Alighieri, Dante. Divina Comedia, Editorial Ercilla

Alighieri, Dante. Obras completas, Madrid, Editorial Católica, 1956

Alvar, Carlos (ant.) Poesía de trovadores, trouvères y Minnesingers: de principios del siglo XII a fines del siglo XIII. Madrid, Alianza, 1987

Hildegarda de Bingen. Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales, Madrid, Trotta, 2003

Odón de Cluny, s. X

Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral

Pernoud, Régine. La mujer en el tiempo de las catedrales. Barcelona, Ediciones Juan Gránica, 1980

Petrarca, Francesco. Cancionero. Madrid, Cátedra, 1997

Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro



[1] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 21.

[2] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 20.

[3] Odón de Cluny, s. X

[4] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 21.

[5] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 24.

[6] Cf. Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 23.

[7] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 26.

[8] Ibid

[9] Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral, pág. 82.

[10] Cf. Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral, pág. 99.

[11] Cf. Paz, Octavio. La llama doble, Barcelona, Seix Barral, pág. 100.

[12] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 65.

[13] Power, Eileen. Mujeres Medievales, Madrid, Ediciones Encuentro, pág. 68.


PD: Perdón por el desorden de un párrafo, no se qué ocurrió y quemaré el notebook si sigo intentando arreglar ese desperfecto.

viernes, 31 de julio de 2009

Mujeres de la Atenas clásica

En nuestra sociedad día a día se ven las grandes diferencias que existen entre hombres y mujeres, en Chile esta realidad lejos de mejorar y desaparecer se mantiene pese a los avances y "progresos" que ha tenido el país. Los roles femeninos durante mucho tiempo fueron cuidar del hogar, ser buena esposa y madre ejemplar, cuando se abrió la posibilidad de que la mujer ingresara al mundo de los estudios y el trabajo remunerado muchas mujeres creyeron que sería el camino a seguir para lograr la tan esperada igualdad de condición y el respeto merecido ya sea en la sociedad como en el hogar, pero sólo fue un cambio de actividades.

Hoy en día las mujeres se debaten entre ser perfectas dueñas de casa o en avanzar en su carrera profesional, estas dos facetas suelen chocar con los deseos de cada mujer, por causa de la sociedad que desde tiempos remotos nos impone tareas y límites específicos, o bien eres madre o profesional. Creo que ese carácter limítrofe que se le da al desenvolvimiento de la mujer en nuestro tiempo esta marcado desde el mundo antiguo. Si bien en este ensayo no podré abarcar la multitud de factores que cooperan para limitar los espacios y derechos bien merecidos de la mujer, trataré el tema viendo la realidad y espacio en que las mujeres de la sociedad griega ateniense vivieron.

Las mujeres en Atenas

En la polis de Atenas las mujeres aristócratas desde pequeñas tenían la vida marcada por el encierro en su hogar, ya que para los griegos ese era el lugar donde una mujer decente debía estar, su educación consistía en aprender a llevar las labores domésticas a diferencia de los hombres quienes estudiaban retórica, matemáticas y filosofía, Platón en La República habla que la mujer posee naturaleza diferente a la del hombre, por ende su educación y sus labores deben ser diferentes también1. A medida que aumentaban en edad las aristócratas atenienses iban tomando mayores responsabilidades, ya en la pubertad las niñas debían casarse y cumplir con su deber de dar hijos a la polis y mantener un oikos bien cuidado, ya que la base de la polis era la familia. Por lo tanto acá se ve la labor y derechamente el deber de tener hijos de la mujer ateniense, la historiadora Sarah Pomeroy afirma que “matrimonio y maternidad eran considerados los objetivos mas importantes de toda ciudadana”2. La labor de la mujer de tener hijos era realmente importante, sobretodo en las aristócratas ya que así se incrementaba el número de ciudadanos en la polis para ejercer cargos políticos y también militares, resaltando este último en la Guerra del Peloponeso cuando Pericles en su discurso fúnebre insta a las mujeres a tener hijos3

En otro ámbito las mujeres eran vistas como estorbo y carga para quienes eran padres o esposos de ellas, según Simónides de Amorgos las mujeres eran “pues la cosa más mala que hizo Zeus es la mujer. Pensamos que nos sirve, y es lo mas malo para el que la tiene”4creo que al decir eso, Simónides se refería a su utilidad como dadora de hijos a la polis, pero que pese a eso no les servían, mas bien dañaba al hombre. Claramente con afirmaciones como esta se nota un afán de herramienta, carácter de instrumentalidad que se le daba a la mujer en la época, éstas eran servibles en la medida en que se casaban y tenían hijos para la polis, mas allá de eso están las características que ellas debían tener para ser “buenas mujeres”. En otro fragmento de Simónides de Amorgos describe que la mujer ideal debe aumentar la vida de los hombres, amar a su marido y envejecer al cuidado de sus hijos5, también tenemos en esa misma postura a Pericles en el discurso fúnebre cuando le recomienda a las mujeres que su nombre no ande en boca de ningún hombre ni para bien ni para mal6, esto puede ser interpretado como que las mujeres debían ser sumisas y de carácter poco llamativo.


Haciendo la diferencia de vida por clases, las mujeres aristócratas tenían poca importancia más allá de su hogar, ya que solamente salían de sus hogares para festividades religiosas y funerales y no tenían ninguna importancia en la política ni en los asuntos públicos ya que eran las labores por excelencia ejercidas por los hombres. Debo mencionar que ellas eran la clase social mas restringida en Atenas, ya que las mujeres libres no aristocráticas debían hacer las tareass del hogar por completo a diferencia de las aristócratas quienes sólo daban órdenes a sus esclavas en los quehaceres del hogar, por ende estas últimas permanecían todo el día en su hogar y las otras no.

Las mujeres libres no aristocráticas poseían un grado mayor de libertad que las arictocráticas y viéndolo críticamente se esperaban menos características y cualidades en ellas que de las aristócratas. Estas mujeres debían cuidar del oikos y de su familia al igual que las de clase alta, pero ellas podían salir del hogar ya que no poseían esclavas que hicieran las labores externas que necesitaban para mantener el oikos, Pomeroy afirma que “las mujeres pobres que carecían de esclavas no podían ser sometidas a reclusión”7 ellas tenían mayor contacto con la sociedad y con otras mujeres de su misma clase, por lo tanto tenían mas crecimiento social y “libertad” que las aristócratas, pero poseían el mismo nivel de educación que ellas en cuanto a lo doméstico.

Por otra parte tenemos a las prostitutas atenienses quienes a diferencia de las mujeres anteriormente nombradas poseían mayor libertad, siendo el único inconveniente su trabajo o labor en la polis. Existían muchas mujeres atenienses que ejercían este oficio, las prostitutas pagaban impuestos y debemos destacar que no necesitaban de nadie que los pagara por ellas. Según Pomeroy, las prostitutas de mayor grado social tenían acceso a formación tanto política como filosófica, eran reconocidas por sus capacidades en la economía y que estas condiciones y capacidades de las prostitutas eran más llamativas que las de sus esposas para los hombres de la época8. Considero contradictoria esa forma de ver a las mujeres de distintos tipos, separarlas según sus “capacidades”, por parte de los atenienses, ya que sus mujeres eran encerradas y limitadas en cuanto a sus capacidades y deberes por causa de ellos mismos y esas cualidades que les negaban a sus mujeres eran vistas de buena forma cuando las poseían prostitutas.

Contextualizando este trabajo, creo que esta situación es similar a la que se vive día a día en las sociedades actuales, los hombres admiran a las mujeres exitosas, pero ven con cierto temor a que esas mujeres tomen sus lugares y estén a la par con ellos y ese es el problema que se viene generando desde la antigüedad, el hecho de que una mujer tenga la misma capacidad laboral, mental y cultural que un hombre.

Estoy segura que si a las mujeres atenienses en general se les hubiera dado la oportunidad de desarrollarse y tener acceso a las artes, oficios políticos, educacionales y culturales que tenían los hombres, en este momento la historia tanto pasada como actual sería diferente.

Los prejuicios en la historia ( y mas bien en la vida cotidiana) en nada ayudan a interpretarla, por lo tanto creo que enjuiciar y castigar a los griegos por sus formas de ver y tratar a la mujer no lleva a nada mas que seguir el juego de juzgar algo sin conocerle ni darle la oportunidad de ser escuchado bajo sus principios, es por eso que en este ensayo mi intención no fue hacer un juicio de valor ni tratar de grandes culpables a los griegos por las limitantes que tenemos las mujeres hoy en día, sino que pretendo sentar la base de que nuestro presente se viene repitiendo desde mucho tiempo atrás y que ya es hora de dejar eso y construir una nueva sociedad mas igualitaria y no sólo eso, sino que también enseñar el respeto por las capacidades que cada uno posee y que no son medidas por el género al que pertenezcan.

Este trabajo no es un manifiesto feminista, es un escrito de atención a lo que rodea mi vida y la de ustedes. Saludos y buena lectura para todos.



Referencias:

1 Cf. Platón, La República. Santiago, Ercilla, 1988. P. 135

2 Sarah Pomeroy, Diosas, rameras, esposas y esclavas. España, Akal, 1999. P.78

3 Cf. Pericles, Discurso fúnebre. Antología de fuentes escritas

4 Simónides de Amorgo, La raza de las Mujeres. Antología de fuentes escritas. Antología de la literatura griega siglo VII a.C al IV d.C. Frag. 7D

5 Cf. Simónides de Amorgo, La raza de las Mujeres. Antología de fuentes escritas. Antología de la literatura griega siglo VII a.C al IV d.C. Frag. 7D

6 Cf. Pericles, Discurso fúnebre. Antología de fuentes escritas.

7 Sarah Pomeroy, Diosas, rameras, esposas y esclavas. España, Akal, 1999. P. 98

8 Cf. Sarah Pomeroy, Diosas, rameras, esposas y esclavas. España, Akal, 1999. P. 107